martes, 4 de diciembre de 2012

Yo y la FAO



De regreso a mi selva de asfalto, me siento de nuevo chilango. Allá en la Antártida como en Atacama puede experimentar la soledad, ese sentimiento oceánico de ser un todo con el universo, lo cual en esta ciudad de smog y pavimento que es México es imposible conseguirlo.

Les cuento al llegar al aeropuerto de la Ciudad de México pedí unos picosos chilaquiles. ¡Como los entrañe!Ya en casa, regando mis plantas tome la foto de arriba. Es raro ver estas imágenes en una ciudad que es un culto al cemento. Me pregunto ¿es la naturaleza la se ha distanciado de nosotros o nosotros de ella? ¡Ya lo resolveré en una de estas noches de insomnio!
 Por la noche iré a Garibaldi. 

Durante mi viaje de retorno desde la Antártida, pasando por Chile, debí transitar por varias ciudades de Centroamérica donde la pobreza es terrible y el hambre es un gran problema. Hoy al mirar a los insectos, en la hoja de mi planta, mi mente hizo clic, al elucidar que podríamos terminar con el hambre.


En México existen más de 549 variedades de insectos comestibles. Los insectos tienen varios nutriente por su contenido de proteínas, con aminoácidos esenciales en grandes cantidades, además de minerales, vitaminas y grasas de tipo insaturado. Son fuente de energía para funciones vitales de nuestro organismo y sus propiedades se comparan a las de la carne de vertebrados y otros alimentos convencionales. Nuestro país bien podría se un gran exportador de insectos y no me refiero a mis detractores.

Debo de reconocer que jamas podría practicar la antropoentomofagia (consumo humano de insectos) no me imagino la verdad una cucaracha ahumada, 
aunque ya saben podría ser muy "chic", "fashion"incluso hasta "Naif"

Tradicionalmente los insectos son recolectados a mano o con la ayuda de instrumentos simples. No hay una reglamentación para su manejo, no existe un control de calidad que garantice que los podemos consumir sin riesgo. Por ello habría que tomar una serie de medidas, que nunca se prevén en este país mexica.
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Primero se debe seleccionar especies de insectos con cierto tamaño, color y nivel de actividad para colocarlos en contenedores bajo condiciones controladas de humedad, de temperatura, de dimensiones y escogiendo los materiales. Escogiendo su alimentación, sin ningún agroquímico desde luego se deben realizar estudios genéticos, valorar su calidad nutritiva para garantizar que las crías y el producto final tendrán las propiedades más adecuadas para ser consumidos por el ser humano.
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La verdad es que he pensado que los métodos no requieren de mucha infraestructura; su cuidado es simple y logran ser sustentables y productivos en poco tiempo. El objetivo es promover el consumo de insectos en la dieta cotidiana, pero bajo un exigente control de calidad.

Voy a comunicarle esta gran idea a la FAO puede ser una alternativa para paliar la malnutrición o el hambre, además de una oportunidad de empleo e ingresos para personas de bajos recursos.

Hoy mismo les escribo. Ya les contare

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