martes, 27 de noviembre de 2012

Hablemos de Fischer





Casi nunca hablo de Fischer, mi pez. Pues bien es un hermoso espécimen Beta, de color rojo tropical. En las noches antes de dormir lo miro nadar y dar vueltas dentro de la pecera y debo confesar, que es cuando llegan ideas brillantes a mi mente.

Encontré a mi mucama cerca de la pecera  y su presencia estoy últimos días cerca de la misma me hizo sospechar que ella, algo se traía entre manos. Fue entonces que fingí marcharme, me despedí  y cerré la puerta por fuera. Después de cinco minutos, la volví abrir y entre sigilosamente y me acerque a mirar lo que hacia delante de la pecera. Se sorprendió sobremanera al darse cuenta que la observa y ante mis preguntas, me confeso:

Estoy ideando nuevas aplicaciones del sonido, a partir de los efectos de la acústica física.

¿Como?, le dije

Como usted bien sabe patrón, un efecto físico genera sonido, la termo acústica, es la conversión de calor en ondas de sonido. Pues desde hace días  estoy aplicando una corriente eléctrica alterna que calienta una película metálica de mucho menos de una micra de espesor, que actúa como una resistencia. Esta variación u oscilación en la temperatura hace que el aire que está en contacto con la resistencia se expanda y contraiga repetidamente, lo que genera ondas sonoras.

Me explico que su maquina está formada por un tubo de vidrio pyrex, que concentra los rayos solares en cierta región llamada foco y por una pieza cerámica, que es un regenerador, y que finalmente es la que produce el efecto termoacústico. Al oscilar el aire dentro del tubo de vidrio, éste entra en resonancia porque es una cavidad que funciona como un oscilador, de modo similar a una flauta. Los rayos solares se concentran en el tubo, y al alcanzar cierta temperatura, el oscilador empieza a funcionar por un efecto de acústica física, se auto regenera y produce ondas sonoras.

¿Si usted ya me entendió, continuo patrón?  y me explico: mi siguiente paso fue hacer una linterna acústica. Ya sabe usted, un dispositivo con los que se envían haces hacia un punto determinado, por ejemplo, los oídos de una persona o a una pared y uno escucha como si trajera audífonos, o  también uno oye, si pasa junto a la pared, como si, se estuviera cerca una bocina.

Mi linterna envía haces de luz que, al chocar con una superficie, permiten ver... ¿como le explico? ¡Ah ya sé! nos permiten mirar una "mancha". Y a esta macha, del sonido de una linterna acústica se le puede escuchar. Es decir si la envió a una pared y usted pasa por la pared escuchara el sonido

Le pregunte ¿de la misma manera que una de luz se observa en cualquier superficie?.

¡Ándele patrón, ya me entendió!

¿Pero todo esto que tiene que ver con Fischer? le cuestione.

La linterna produce un haz ultrasónico de 40 mil hertz, muy arriba del sonido que percibimos. Está modulado en amplitud, como las ondas de radio en amplitud modulada. “Como la onda ultrasónica es muy intensa, demodulo la onda es decir le quito la modulación a la onda, y recupero la señal de audio y después con su rayo láser la puedo direccionar.

Molesto al ver, que se había atrevido a usar mi iPod nuevecito. ¡ Le pregunte y para que lo tomaste! ¡Lo acabo de comprar!

Le diré que la señal de audio la hago salir desde su iPod y entra en un circuito que genera una onda ultrasónica, la modula y la envío por un amplificador y posteriormente, por un transductor ultrasónico - un cristalito conectado a un cono-. Las vibraciones del cristal se comunican al cono y eso hace que funcione como una bocina en miniatura.

¿Y...? le dije, sumamente molesto.

Pues estoy experimentado con su pez. Le envío un haz y cada vez que Fischer, al nadar, pasa por el has, mírelo se pone a bailar.

No hay comentarios: